El día 7 de septiembre el alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, descubrió en el interior de la plaza de toros de la ciudad una placa que alude a la declaración de Valladolid como “Ciudad taurina”, decisión adoptada en el Pleno celebrado el 7 de septiembre de 2010. Aquella declaración trataba de responder a la polémica generada por los nacionalistas catalanes que habían prohibido las corridas en aquella comunidad autónoma.

¿Por qué entonces la declaración de Valladolid como ciudad taurina? Si la realidad de la afición taurina de Valladolid es la de las gradas vacías y un Museo del Toro casi sin público. Pues por una forma de entender la política muy extendida entre los partidos políticos españoles. Y esa forma consiste en aprovechar el poder para imponer en la sociedad sus gustos, aficiones y creencias. Lo hicieron los nacionalistas prohibiendo las corridas de toros en Cataluña y lo hace el PP declarando Valladolid como lo que no es: "ciudad taurina". Lo hace IU cuando descalifica las manifestaciones religiosas de la sociedad y el PSOE cuando intenta imponer su ideología a través de la educación.
Esta sociedad no necesita sólo otra forma de ejercer el poder, sino de una forma diferente de concebir la organización política. Y sólo hay dos formas: una de arriba a abajo, desde el poder hacia la sociedad, que concibe a la sociedad como el objeto de su política. Ahí se encuentran los ya mencionados PP, PSOE, IU, CiU, ERC, PNV, UPyD...
Otra de abajo a arriba. Que cree que la sociedad debe ser protagonista de la política. Que parta de una sociedad organizada que dirija las líneas de acción política, no que las padezca.
Diego Velicia
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