
Dicho trabajador "no tuvo una alternativa real al sometimiento de sus condiciones ilegales y abusivas -de trabajo-, dado que carecía de trabajo alternativo, precisaba del empleo para generar ingresos y eran máximas las dificultades para encontrar trabajo no cualificado en una economía debilitada por la crisis iniciada cuatro años antes" concluye la sentencia y tras una jornada agotadora, paró su furgoneta en Villafrades (Valladolid) y se quemó a lo bonzo en 2012.
El miedo al paro ha llevado a muchos trabajadores a aceptar condiciones abusivas. La explotación laboral se aprovecha de la desesperación de muchos trabajadores a los que les conduce a situaciones límite. Y los explotadores se aprovechan de las distintas reformas laborales de los grandes partidos, de la falta de respuesta sindical ante los cambios laborales hoy. La condena judicial alcanza esta vez a los culpables directos. La acción política debe alcanzar a los indirectos.
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