Los titulares se han venido sucediendo durante las dos últimas semanas. Nos dicen que se cancelan los actos culturales en los bares de Valladolid por miedo a las multas, nos amenazan con un alcalde “inexorable” con los conciertos en bares sin licencia, nos advierten de que se vigilará el cumplimiento de la normativa. No sabemos a qué carta quedarnos. La verdad es que unos políticos casposos, amparados en una ley más casposa todavía y legitimados por denuncias anónimas se han propuesto cargarse la cultura de esta ciudad.