Expresamente se manifestó qué esconde nuestra ropa, la
explotación que está detrás de la industria textil, una de las muestras más
palpables del enriquecimiento de unos pocos a costa del trabajo de muchos y de
nuestra complicidad en el consumo.
Como cúlmen de la Conferencia Política que se celebró el día
anterior sobre “La democracia, incompatible con la explotación laboral” durante
toda la mañana se estuvo dialogando con
la gente sobre la situación actual, destacando la actualidad de la ciudad:
Dulciora, Lauki, Printolid,… y tantas empresas que muestran cómo las crisis no
ha pasado para la mayoría de las personas, mientras que la riqueza se sigue
acumulando merced a la corrupción, ilegal, pero también corrupción legal.
Para el drama del paro, los partidos políticos proponen
mucha ayuda del Estado y muchas rentas mínimas, pero nada de autogestión o de
protagonismo de los trabajadores que están en el paro. Hay una nula referencia
a la asociación de los trabajadores, al cooperativismo…
Ante problemas y empresas globales, no podemos dar
respuestas locales e individualistas. Cuando domina el miedo, no hay libertad y
cuando no hay libertad, no puede haber democracia.
Debemos despertar, romper la cultura derrotista del “no se
puede hacer nada”: la utopía de este siglo es la realidad del futuro y debemos
trabajar por ella. Debemos cambiar el mundo que tenemos, la cuestión es querer
hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario