En el año 2016 después de Cristo, la calle Santiago está convertida en un paseo peatonal en elque el tránsito de viandantes no ha cesado en el último siglo y las grandes multinacionales, victoriosas en la batalla del incremento de los alquileres, han logrado conquistar la vía comercial más importante de Valladolid. Sí, en el año 2016 toda la Calle Sasntiago está ocupada por las grandes marcas... ¿Toda? ¡No! Unos locales regentados por irreductibles pucelanos resiste todavía -¿y siempre?- al invasor. Chuchillería Blanco y los tres locales de la familia Tremiño, dedicados a la joyería y las ópticas, no resisten rodeados de campamentos romanos, sino de poderosas empresas multinacionales. En definitiva, al más puro estilo de las icónicas historietas de Uderzo y Goscinny: Asterix y Obelix.
«Tenemos la poción mágica y esperamos aguantar muchos más años», bromea Cristina Muela, nieta de Luis Tremiño Valenciano, quien en 1921 abrió su primera joyería en la calle Cánovas del Castillo y luego se trasladó a la calle Santiago número 8 en 1951. La familia Blanco lleva todavía más tiempo en la resistencia, exactamente 116 años, con su local de venta de cuchillos en el número 8 de la emblemática arteria comercial de Valladolid. Ambas familias han visto cómo ha evolucionado la calle en las últimas décadas y cómo se ha pasado de los comercios locales a las grandes marcas que hoy en día colman la calle. Atrás quedaron los días de Soler, hoy un H.E. Mango; Simago, convertido en un Carrefour Express; Braun, que ahora es un Springfield; la tienda de moda Casa Pelayo, donde hoy se puede ver Banco Popular; la zapatería Villalonga, actualmente un local de ropa llamado Inside; Guants Varadé -uno de los últimos en cerrar y trasladarse de zona-, en el local que hoy ocupa Radiant Make Up; la clásica tienda de máquinas de coser Singer, hoy un local de Blanco; Tempo hacía esquina con la calle Claudio Moyano y ya llegando a la plaza Zorrilla se encontraba el Salón Ideal, las cafeterías Isabela y Maga y un poco antes el recién cerrado establecimiento de Simeón.
Mucho ha cambiado la 'Gran Vía' vallisoletana en los últimos treinta años. «Antes había cafeterías - ahora sólo queda Dólar-, había mucho tránsito, ya que era una zona de reunión entre amigos y ya «pasabas por aquí y picabas el anzuelo», explica Cristina Muela, quien considera que la calle Santiago «ha perdido personalidad», ya que ahora se encuentran los mismos productos, de las mismas marcas, que en el resto de las vías comerciales españolas.
Los últimos mohicanos, los propietarios de Tremiño y Chuchillería Blanco, coinciden en que la proliferacón de grandes superficies comerciales a las afueras y la necesidad de utilizar aparcamientos disuasorios han provocado un descenso en el númeor de clientes que transitan por la calle Santiago. «¡Tenemos casi más centros comerciales que en Madrid en proporción a la ciudad!», comenta José Blanco, copropietario -junto con su hermano- de la Chuchillería Blanco. José considera que no se ha ayudado lo suficiente al comercio local debido a «malas políticas del Ayuntamiento». En los centros comerciales es mucho más fácil aparcar, y de forma gratuita.
Dos son los negocios locales y tradicionales que resisten. ¿Cuánto tiempo les queda? Elmercado y las previsiones juegan en su contra.
Miguel G. de Anta
Fuente: El Norte de Castilla
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