días, “el virus no entiende de fronteras políticas ni geográficas, se extiende sin freno y son las personas y los países más vulnerables quienes están sufriendo con más intensidad las devastadoras consecuencias de la pandemia”.
En nuestra ciudad somos
testigos de la vulnerabilidad en la que están viviendo muchas familias
migrantes, sin acceso a recursos ni ayudas públicas, por tener una situación
administrativa irregular; con dificultades para satisfacer una necesidad tan
básica como comer, o para que los hijos e hijas vayan a la escuela con libros.
El estudio “Un arraigo sobre el alambre” realizado por Cáritas y la Universidad
de Comillas, muestra como la mayoría de las personas de origen migrante que
vive en España sienten un fuerte arraigo social, al tiempo que viven una
intensa segregación socio-económica, simplemente por el hecho de ser inmigrante.
Denunciamos el creciente discurso de odio que hay contra las personas
migrantes, incluso culpándolas de la pandemia, buscando chivos expiatorios y fomentando
el miedo.
Queremos manifestar
nuestra oposición a la construcción del nuevo centro de internamiento de
extranjeros de Algeciras y la reapertura de los CIEs existentes. Durante el
confinamiento fueron cerrados por ser instalaciones totalmente inadecuadas, y
fue una muestra de que España puede gestionar las migraciones sin estos
instrumentos que atentan contra los Derechos Humanos y la dignidad de las
personas migrantes.
Por otra parte, seguimos
con el corazón encogido recordando el horror vivido en el campo de refugiados
de Moria en Grecia, que ardió la noche del 8 de septiembre dejando a 13.000
personas en la calle, entre ellas 4.000 niños y niñas, muchos de ellos sin
ningún adulto de referencia. Una tragedia previsible que las ONG venían denunciado
desde hace meses, por las condiciones de vida insostenibles, y la falta de
voluntad política de buscar alternativas para las personas que huyen del
conflicto y la persecución. Esta situación se repite en campos de refugiados de
todo el mundo. No podemos conformarnos con falsas soluciones, pedimos
corredores humanitarios seguros y recordamos que son muchas las ciudades e
instituciones que se han ofrecido para la acogida, entre ellas Valladolid. Como
dice el Papa Francisco “Lo podemos ver como un problema, como un peligro, como
una amenaza. O nos podemos poner en su lugar, y entonces posiblemente nos
cambie la mirada. Ante alguien que se ha visto obligado a huir yo no puedo
permanecer indiferente, y menos ser hostil”.
Es necesario potenciar
políticas de inclusión, que impulsen la cohesión social y la gestión de la
creciente diversidad cultural, religiosa y social. Pero sin duda, ante este
drama, la fuerza de la solidaridad ciudadana es el instrumento para enfrentar
los problemas globales y crear una sociedad intercultural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario