Un goteo de denuncias laborales, algunas ganadas, otras no, y una baja por depresión acabaron con el traslado de un camionero extremeño desde la capital madrileña a la sede de la empresa de paquetería para la que trabajan en La Cistérniga, situada en el polígono industrial de La Mora, hace algunas semanas. El problema es que entre medias, el operario cumple ya su séptimo mes sin cobrar. Esta situación le impide pagar en la actualidad su estancia en un hostal durante los días laborables y le obliga a vivir literalmente en su todoterreno particular a la puerta misma de su lugar de trabajo.
«No puede gastar ni un euro porque mi casa y mi familia están en Madrid, pero tampoco puedo dejar el trabajo, aunque no cobre, así que llevo desde que me mandaron aquí durmiendo en mi propio coche», explica Manuel Felipe Ovalle, el operario de 47 años. Es la única forma de no gastar aún más de lo que no tiene. «Mi pareja y su hijo viven en la casa de alquiler que tenemos allí, y gracias a Dios que ella está ahora trabajando y me paga los billetes más baratos de autobús que encuentra –no le da ni para la gasolina– para que pueda ir los sábados cuando salgo de trabajar y volver otra vez aquí el domingo por la noche».
El caso es que el trabajador extremeño acabó prácticamente en la indigencia sin llegar a perder de forma paradójica su puesto de trabajo. «Y no pido nada más que me devuelvan a mi lugar de trabajo en Madrid, cobrar lo que pueda de mi sueldo, por poco que sea, y seguir tirando para adelante, porque en esta situación no puedo seguir mucho más», reclama el camionero.
Allí, en la capital madrileña, le esperan su casa, su compañera y el hijo de esta, es decir, «toda mi vida». Manuel Felipe, 'Yoni', como le conocen compañeros y amigos, acaba de superar una baja por depresión e incide que lo único que quiere «es poder trabajar y cobrar un sueldo como cualquier trabajador». De momento, eso sí, seguirá viviendo en sus ocho metros cuadrados.
Fuente, El Norte de Castilla
El caso es que el trabajador extremeño acabó prácticamente en la indigencia sin llegar a perder de forma paradójica su puesto de trabajo. «Y no pido nada más que me devuelvan a mi lugar de trabajo en Madrid, cobrar lo que pueda de mi sueldo, por poco que sea, y seguir tirando para adelante, porque en esta situación no puedo seguir mucho más», reclama el camionero.
Allí, en la capital madrileña, le esperan su casa, su compañera y el hijo de esta, es decir, «toda mi vida». Manuel Felipe, 'Yoni', como le conocen compañeros y amigos, acaba de superar una baja por depresión e incide que lo único que quiere «es poder trabajar y cobrar un sueldo como cualquier trabajador». De momento, eso sí, seguirá viviendo en sus ocho metros cuadrados.
Fuente, El Norte de Castilla
NO TIENEN VERGUENZA LOS DIRIGENTES POLITICOS ESPAÑOLES QUE NO TENDRIAMOS QUE ESTAR AGUANTANDOLOS 4 AÑOS Y ASI NOS VA CADA VEZ MAS ASFISIADOS Y DANDOLE DINEROS A LOS BANCOS PARA QUE SIGAN DESAUCIANDO A TANTISIMAS CRIATURAS Y DICEN QUE VAN A CREAR TRABAJO QUE CREEN INDUSTRIAS Y QUITEN EL PARO PERO QUE NO SEA A COSTA DE TRABAJOS PRECARIOS
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