jueves, 10 de mayo de 2012

CARTA A UN INCOADOR

Bueno, pues aquel simpático policía, cumplió con su deber y denunció, por "actuación sobre bienes protegidos contra su uso o destino: reparto de folletos en vía pública: en mano y parabrisas". Y ahora nos avisan que nos incoan expediente...
Señor incoador, déjenos aclarar algunas cosas, por si nuestro abogado no estima oportuno incluirlas en las alegaciones. Lo del reparto de folletos es verdad. Repartíamos el posicionamiento del Partido SAIn ante la reforma laboral.
Lo que no entiendo es lo de actuación sobre bienes protegidos contra su uso o destino. Veamos, estábamos de pie en la calle: podríamos decir que estábamos utilizando la calle y las baldosas en las que se apoyaban nuestros pies. Pero de momento las baldosas de la calle las ponen para ser pisadas, señor incoador. Es decir, no estábamos subidos a un buzón ni a una farola, sino de pie, como otra mucha gente que pasaba por la calle a esa hora... De momento pisar unas baldosas que están en el suelo de una calle no está penado por ninguna ordenanza. Insisto, de momento... Los pies sobre los que nos sosteníamos eran los nuestros, le juro, señor incoador, no estábamos pisando a ningún viandante ni subidos a caballito.
Sí, ya sé que está muy ocupado, pero déjeme que continúe: sosteníamos los folletos en nuestras manos y en una pequeña mochila sobre nuestros hombros. Manos y hombros que eran (y son) nuestros y que entre otras cosas sirven para sostener. Vamos, que no atentábamos contra el uso o destino de nuestras manos y hombros. Puedo asegurar que no estaban sometidos a un trabajo que no pudieran soportar. De hecho, al día siguiente pudimos ir a otro sitio a repartir los mismos folletos (sólo que sin tanta interrupción) Sí, señor incoador, me queda poco, ya termino: nos dirigíamos hacia los peatones con una amable sonrisa, señor incoador, ofreciéndoles el posicionamiento ante la reforma laboral. El que quería lo recogía de nuestras manos y el que lo rechazaba seguía su camino sin ningún problema. Es decir, no depositábamos los papeles en ningún espacio público. Y el peatón que lo recogía lo hacía con sus propias manos (valga aquí lo dicho anteriormente sobre manos y hombros, que sirven para sostener y demás...)
¿Cuáles son los bienes protegidos contra su uso sobre los que actuamos? ¿Las baldosas sobre las que se apoyaban nuestros pies, nuestras manos y hombros que sostenían los posicionamientos, las manos de los viandantes, nuestra sonrisa...? Agradezco el interés del ayuntamiento, señor incoador, por proteger tanto las cosas, pero debe tener cuidado porque un excesivo interés puede desembocar en un trastorno obsesivo compulsivo del que sea difícil desembarazarse... y que le lleva a hacer el ridículo de estas maneras...
Diego Velicia

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