Fiel a su cita, el partido SAIn estuvo presente en la Campa de Villalar. En el lugar donde se ajustició a los Comuneros de Castilla por defender al pueblo oprimido frente a los poderosos de su época.
Han pasado casi 500 años y la historia sigue más o menos parecida. Hoy una parte demasiado importante de la población sufre el paro y la precariedad, los desahucios, la pobreza… mientras las élites miran para otro lado, ahogados en sus tramas corruptas o en sus peleas intestinas por el poder (como si unas y otras no tuvieran nada que ver con los verdaderos problemas de nuestra sociedad). Hoy, como ayer.
Por eso es necesario seguir acudiendo a Villalar. Pero no para pasar un día festivo, sino un día reivindicativo, que haga levantar la cabeza para mirar las causas últimas de los problemas, para ver que los problemas no son sólo nuestros, sino que el mundo entero gime de dolor ante la guerra, el hambre o la esclavitud. Y para unir las luchas de aquí y de allí, porque las causas son las mismas y los que las sufren, también. La injusticia de los poderosos, llámense gobiernos, bancos, multinacionales, tratados de libre comercio, etcétera sigue siendo algo por lo que levantar la cabeza y luchar.
Por eso estuvo el SAIn en Villalar. Para llevar la voz de los oprimidos, teniendo como principio la solidaridad (lejos del individualismo y de forma asociada), la autogestión (no desde el clientelismo de pedir que nos solucionen las cosas los de “arriba”, sino desde el protagonismo de cada persona) y el internacionalismo (uniendo los problemas que azotan a personas y pueblos).
Sólo el SAIn aportó estas claves en el día de ayer. Como cantaban las coplas del ciego (que era el que mejor vista tenía) los Comuneros de Castilla, tienen que transformarse en los Comuneros de la Tierra, para evitar que sea una conmemoración lejana en el tiempo y pase a ser verdaderamente un símbolo de lucha de hoy y hacia el futuro. Sólo con una diferencia: que la lucha de hoy se haga desde la no violencia activa, de la que carecen muchos otros que dicen querer cambiar las cosas pero sólo ansían “ajusticiar” a los que hoy oprimen.
¡Hasta el año que viene en Villalar!
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