sábado, 14 de mayo de 2011

¿A quién hay que perseguir?


Recoger a los niños a la salida del colegio, acercarse a un locutorio, estación de autobuses, comedor social, entrada de metro, centro de salud, parque… puede ser un acto muy arriesgado si tus rasgos dicen que eres inmigrante. En los últimos dos meses Cáritas y diversos colectivos de inmigrantes han denunciado un aumento de la presión y controles policiales selectivos y arbitrarios para identificar a personas extranjeras, que muchas veces acaban en detención. Hay unos cupos que cubrir… Pero claro, el Ministerio de Interior lo niega, y los agentes se escudan en cumplir órdenes.La libertad ha sucumbido escandalosamente, se dice que por razones de seguridad.
¿Seguridad para quién? Y sobre todo: ¿seguridad frente a quién? ¿frente al que ha arriesgado su vida en una patera, ha tenido que abandonar a sus hijos, trabaja esclavizado en nuestro país, malvive hacinado, sostiene con su trabajo nuestro nivel de vida?, ¿desde cuándo este enorme sacrificio impuesto es delito?
A los delincuentes no hay que buscarlos en los comedores sociales, sino detrás de sueldos millonarios cobrados de las arcas públicas o de desorbitados beneficios bancarios y empresariales.
Carmen Durántez

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