Según leemos en la prensa local en estos últimos días, las dos grandes patronales del comercio ni siquiera están de acuerdo entre ellas al respecto. La cuestión de fondo es ver a quién beneficia y a quién puede perjudicar la petición de que el comercio tenga la posibilidad de abrir los 365 días al año. Parece ser, según AVADECO que no existe la demanda necesaria (el 70% de los consumidores están conformes con los horarios actuales) aunque FECOSVA sostiene que el comercio cerrado no vende.
El actual convenio colectivo no permite una libertad plena de horarios, que es precisamente la que vienen reclamando las grandes superficies. Evidentemente, una empresa con varios contratados seguramente pueda permitirse ampliar sus horarios, estableciendo distintos turnos de trabajo entre los distintos empleados, pero ¿cuál es la alternativa que le queda al pequeño comercio? Cuando una persona… incluso cuando una familia se encarga de una empresa resulta imposible una plena dedicación veinticuatro horas al día, trescientos sesenta y cinco días al año. ¿Dónde queda aquélla reclamación histórica fundamental para los trabajadores? 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso, 8 horas de formación. Respecto a las medianas o grandes empresas (las que tienen trabajadores contratados), alegan que esta ampliación de horarios ser haría de común acuerdo con los trabajadores; esto parece traducirse en algo así como: “o aceptas mis condiciones o te conviertes en uno más de los cinco millones de parados que viven en España? No, no están las cosas como para no aceptar este
“común acuerdo” ¿verdad? El dueño/trabajador no tiene este común acuerdo: o acepta las condiciones del pez grande o cierra el chiringuito.
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