Los miles de inmigrantes muertos ante la indiferencia de los ricos europeos nos pone de manifiesto la crueldad del imperialismo que gobierna el mundo. Los movimientos migratorios internacionales obedecen a la nueva división internacional del trabajo que da al capital la posibilidad de obtener una mano de obra dócil y más fácilmente sometible. El cómo, cuándo y dónde emigrar se ha convertido en un tema recurrente de las conversaciones cotidianas en muchos países empobrecidos.
Se dispara
la desigualdad como nunca en la historia: La distancia entre pobres y ricos está
agrandándose a un ritmo sin precedentes. Las 85 personas más ricas del mundo
poseen una riqueza que equivale a la que suman las 4.000 millones de personas
más pobres del mundo. Los
multimillonarios más ricos de la actualidad no tienen parangón en la historia y
ningún estado ni organismo internacional parece decidido a dar la batalla por
el control de los grandes conglomerados que desangran las economías de las
familias trabajadoras mediante la explotación, la especulación y la evasión
fiscal masiva.
¿Quién son entonces las mafias?
El desempleo, el trabajo sin derechos y la
explotación laboral arrasan a los trabajadores asiáticos. Los empobrecidos
africanos son saqueados sin piedad por las multinacionales que se aprovechan de
sus materias primas sin importarle provocar hambre, guerras y éxodos masivos.
El trabajo en Iberoamérica es predominantemente informal, con ausencia
total de derechos y sin protección social. La mayoría de trabajadores del mundo no recibe a cambio de su trabajo
un salario que le permita sostener a su familia. Ya hay países en los que la
columna vertebral de su fuerza laboral la constituyen niños esclavos.
En nuestro país,
el 92% de los
contratos de trabajo que se firman son temporales. ¿Es esto recuperación? Con
una tasa de paro que sigue superando el
25 % y 50% de jóvenes menores
de 25 años también en paro, no hay derecho a celebrar nada. El maquillaje de
las cifras estadísticas con trabajo precario y a tiempo parcial nos indica que
tenemos una situación que amenaza con enquistarse por
muchos años.
Este
sistema en que vivimos arroja a la cuneta a millones de personas en el mundo
entero. El Primero de Mayo debe ser un día en el que se alce la voz por las
víctimas. El trabajo, único creador de riqueza, no debe mendigar nada al
capital sino luchar por generalizar experiencias económicas autogestionarias y
luchar contra un sistema que permite la apropiación y concentración de riqueza
en unas pocas manos.
El triste
papel de los sindicatos de los países enriquecidos que han asumido la filosofía
de la concertación convierte la fiesta del Primero de Mayo en un día de
discursos vacíos. Frente a ello, es la hora de defender el trabajo y sus
valores. Y el primero de ellos: LA SOLIDARIDAD.
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