Tuvo lugar la concentración "Ni banderas ni fronteras" convocada por el Partido SAIn de Valladolid ante los acontecimientos que tienen lugar en las fronteras europeas.
Se celebró en la Plaza de San Pablo y la concentración fue acompañada por una expresión visual de las alambradas que rodean Europa.
El acto se desarrolló en silencio y terminó con la canción "No me llames extranjero", pero antes tuvo lugar la intervención de Diego Velicia que transcribimos a continuación:
"Nos convoca una realidad plasmada en una fotografía, que ha provocado un estremecimiento en toda Europa. En los cuatro años de guerra en Siria han muerto 200.000 personas. Muchos de ellos niños. Pero ha sido la fotografía de una víctima de la guerra la que ha sacudido la conciencia de Europa.
Quizá porque ese niño podría ser cualquiera de los que corretean por aquí. Quizá porque ha sido la gota que ha colmado el vaso lleno de fotografías estremecedoras que reflejan una terrible realidad: personas asfixiadas en un camión, familias arrastrándose por alambradas, cadáveres flotando en el mar...
Y ante esta imagen, y ante esta realidad nos surgen preguntas:
¿Quién era este niño? ¿Cuál es la historia de su familia? ¿De qué ciudad fueron expulsados? ¿Cuánto pagaron sus padres para embarcar en un viaje a la muerte? ¿Quiénes se benefician de ese tráfico brutal de personas? ¿Quién vendió las armas con las que se bombardeó su ciudad? ¿Quién se enriqueció con ese negocio? ¿Cuántas personas han sido expulsadas por la guerra en Siria? ¿A qué países se fueron? ¿Qué ha hecho el gobierno español hasta ahora? ¿Cuántas personas se han visto forzadas a emigrar por las guerras por la falta de futuro, por el hambre, la explotación, el expolio de recursos naturales?
Preguntas que buscan respuestas.
Cuatro años de guerra en Siria han provocado dos millones de refugiados. Y han sido acogidos fundamentalmente en países empobrecidos: Líbano, Turquía, Jordania, Irak y Egipto.
Ahora, cuando llegan a Europa, Europa reacciona sorprendida, asustada, alarmada. Algo parecido ocurrió hace un año con el ébola. Hasta que no llegó a Europa, Europa no reaccionó.
Es necesario acrecentar en Europa la conciencia de solidaridad, para no permitir que los gobiernos permanezcan indiferentes ante estos dramas.
Y buscando respuestas encontramos que cerca de aquí, en Málaga se fabrican las alambradas que se usan para evitar la entrada de familias en Europa. Alambradas que en alguna comunidad autónoma de nuestro país la legislación medioambiental impide su uso por el daño que causarían a los animales. El negocio con el drama de los refugiados también está cerca de aquí.
Dice el gobierno español que en el reparto de cuotas de refugiados a acoger España ya hace bastante. La política del gobierno español en la frontera sur ha ido destinada a desviar la corriente migratoria hacia otros países del norte de África, haciendo más fácil la muerte en el mar. No arregla ningún problema. Lo traslada de lugar y lo empeora.
55.000 personas visitaron Santiago de Compostela sólo en el mes de agosto. Y fueron acogidos. 60 millones de personas visitaron España en 2014. Y fueron acogidas. Parece que nuestro país es capaz de acoger a millones de personas. Pero decide acoger a los que vienen con dinero y poner trabas, vallas, alambradas a los que no lo tienen.
Hacen falta medidas para la acogida de refugiados. Pero no es suficiente. Es imprescindible no llenar de vallas, alambradas y muros burocráticos el tránsito de personas que buscan una vida digna.
El gobierno español y la Unión Europea deben emprender una movilización diplomática firme y decidida para poner fin a la guerra en Siria y en tantos otros países. Y es imprescindible un trabajo decidido para terminar con el expolio de países empobrecidos que obliga a emigrar a millones de personas, rompiendo familias y condenándolas a un futuro de explotación. Los que os hemos convocado queremos empeñarnos en esta tarea y os invitamos a todos a uniros a ella"
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