miércoles, 9 de diciembre de 2015

La verdadera corrupción

José María Santos.
"Cambio", "regeneración", "lo nuevo" son términos que se manejan en el márketing electoral de esta campaña como una verdadera necesidad de alejarse de la corrupción institucionalizada que domina la vida política española.

Son numerosos los hechos que obligan a ello

La corrupción económica de las financiaciones ilegales y los pelotazos urbanísticos, los enchufismos y las puertas giratorias, sin olvidar los rescates de los bancos, la evasión y elusión fiscal…

La corrupción legal de adecuar las leyes a intereses particulares de grandes empresas o cambios de la constitución para poner por delante los intereses de los bancos de los de las personas.

O la corrupción política que supone la falta de democracia interna de los partidos, las disciplinas de partido, las listas cerradas, los candidatos impuestos, los fichajes estrella y el uso del poder sin ninguna vocación de servicio en contra del bien común.

O la corrupción que supone una situación partidista de permanente enfrentamiento, falta de diálogo y respeto, en los lugares donde debería predominar el diálogo, el debate, el acuerdo y el pacto.

Todas estas situaciones han ido minando la confianza en las personas, en los partidos, en las instituciones, y hasta en el propio sistema democrático. Ésta es la verdadera corrupción: haber conseguido que no valoremos algo de lo que deberíamos sentirnos orgullosos. 

Así, se llega a afrontar el día de las elecciones con desgana (el número de indecisos es mayor que nunca) o se vota no conforme a los principios y valores si no ”en contra de”. Total, “todo da igual, todos son iguales”.

Cuando las personas cedemos nuestro protagonismo, nuestra parcela, mayor o menor, de participación personal y colectiva, llegamos a sentirnos hartos, asqueados. Tanto mayor suele ser la desgana cuanto menor es el compromiso político. 

Ante esta situación desde el partido SAIn queremos ofrecer una nueva propuesta, que se base en la honradez y el servicio al bien común, desde las claves de la Solidaridad y el protagonismo (Autogestión), con una visión amplia desde el Internacionalismo.

Un espacio de verdadera regeneración, que rompa con toda esa espiral de corrupción y en el que la política cumpla su  verdadera vocación de “hacer posible lo necesario”. 

José María Santos

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