Los principales países de destino son, por este orden, Gran Bretaña, Francia, EE UU y Alemania
Por si hacía falta un remache más, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ofreció ayer un nuevo martillazo para apuntalar unas tendencias demográficas que sirven, a la perfección, para radiografiar este túnel de crisis económica. Algunos fenómenos no son nuevos y ya formaban parte del panorama de aquellos tiempos en los que España iba bien (menos nacimientos, menos hijos por pareja, mayor esperanza de vida) pero otros se han convertido en específicos de estos tiempos de zozobra. A saber: cae el número de inmigrantes, de extranjeros que eligen Valladolid como provincia de destino para ganarse la vida (pasan de los 2.873 que llegaron aquí en el año 2010 a los 2.620 que vinieron en 2011). Y al mismo tiempo, sube el número de vallisoletanos que deciden hacer la maleta y, ante la situación patria, optan por buscarse un futuro en el extranjero. Durante el año 2011, el número de vecinos de la provincia de Valladolid que se mudaron más allá de las fronteras se ha multiplicado por tres. Han pasado de 212 a 606, según los datos ofrecidos ayer por el INE, donde se adivina un fenómeno curioso.
Durante el año 2010, subió de forma extraordinaria el número de extranjeros que hasta ese momento habían vivido en Valladolid y que, al quedarse sin trabajo, optaron por volver a sus países de origen. El INE estima que el mayor número de retornos se produjo entre los ciudadanos que en su día llegaron de países de Sudamérica (788). Pues bien, durante el pasado 2011, este apartado ha bajado. Esto supone que aquellos extranjeros que residían en España y que tenían pensado volver a su país ante las complicaciones para encontrar un puesto de trabajo ya salieron en su día. Ahora, la mayor parte de emigraciones (el 41%) se da entre españoles, entre ciudadanos nacidos aquí y que ven en el extranjero un lugar donde labrarse un futuro.
¿Y quiénes se van? La estadística permite dibujar un pequeño perfil, sobre todo si nos fijamos en la edad del emigrante. La mayor parte se sitúa entre los 24 y los 45 años, pero si apuramos un poco veremos que la mayor movilidad está entre los vallisoletanos que tienen entre los 30 y los 37 años, una generación crítica, la de aquellos (licenciados o no) que comienzan a despedirse de su juventud, que no quieren vivir eternamente en casa de sus padres y que se lanzan a la aventura exterior para labrarse el futuro. El pico está entre 33 y 34 años.
Esta tendencia no solo se da entre las migraciones con el exterior, sino que también se deja sentir en los movimientos entre provincias. Valladolid ha sido, tradicionalmente, un destino para multitud de personas llegadas de otras provincias, sobre todo de Castilla y León. El saldo migratorio solía ser positivo en Valladolid . Hasta 2009. Desde ese año es mayor el número de personas que se muda a otras provincias (sobre todo Madrid) que el que llega aquí de otros territorios. Y esta tendencia decreciente se ha acentuado durante los tres primeros meses de este año. De acuerdo con las estimaciones del INE, entre enero y marzo han llegado a Valladolid 1.734 personas procedentes de otras provincias, mientras que se han marchado 1.916 (a un ritmo de 21 personas al día), de acuerdo con las cifras de variaciones residenciales.
Este fenómeno no es exclusivo de Valladolid y se repite en el conjunto del país. Un total de 27.004 ciudadanos de nacionalidad española emigraron en el primer trimestre del año (fueron 14.108 en el mismo periodo de 2011) y a ellos habría que sumar otros 105.531 residentes en España con nacionalidad extranjera, informa Europa Press.
Fuente: El Norte de Castilla
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